Furlerboom, un enrollador en la botavara discreto y fácil de maniobrar

© Christophe Breschi

Furlerboom es una solución de enrollado en la botavara para yates a partir de 40 pies. Lo probamos en un J45, para comprobar la facilidad de maniobra y la calidad de la vela.

Instalado en un J45, pudimos probar el enrollador en popa Furlerboom. Atracado en el puerto de Les Sables-d'Olonne, descubrimos este yate desde el muelle. La ausencia de lazy jack, pero también la ausencia de una vela guardada en un lazy bag, confieren a este yate un aspecto de yate. No hay duda, el Furlerboom es estéticamente agradable.

Estética y tecnología

Su forma abierta recuerda a las botavaras de las canoas, pero mucho más estrecha y ligera. Pintada en laca blanca con una cubierta que protege la vela por dentro, esta botavara tiene un acabado característico de yate.

Fabricado en Dinamarca por una pequeña empresa familiar, el Furlerboom puede instalarse en yates de 40 a 70 pies. Enrollar la vela mayor en la botavara es interesante en más de un sentido. A diferencia del enrollado en el mástil, evita el peso en las cofas cuando la vela está enrollada, a menudo con mal tiempo. Permite montar una bonita vela de sables con baluma. Y en caso de problema, si el enrollado no va bien, siempre puedes arriar la vela mayor de la forma tradicional.

En un Furlerboom, la vela mayor es necesariamente de sables forzados. Por lo tanto, tiene sables forzados. Es en estos sables donde se toman los rizos, enrollando la vela hasta los sables. De este modo, el pujamen permanece siempre bajo tensión, a diferencia de un génova enrollable, que siempre forma un hueco cuando se enrolla. Con el Furlerboom, este problema no existe.

En poliéster o carbono

La botavara consta de una cubierta exterior de compuesto de poliéster o carbono (para una versión más ligera) y un mandril en el centro, que es de carbono. La instalación de la botavara no requiere ninguna modificación de la disposición de la cubierta. Las maniobras de enrollado y desenrollado, es decir, un cabo sin fin, sustituyen a los rizos en las cornamusas. Sólo el mástil recibe una parte móvil y un carril para alinear el grátil de la vela con el enrollador.

Maniobras sencillas

Para maniobrar, una contra rígida sostiene la botavara. Basta con ajustarla para que la botavara forme un ángulo recto con el mástil. Un sistema de balizas, que no estaba instalado en el momento de nuestra prueba, puede ayudar en este posicionamiento.

Basta con izar la vela con la driza, como una vela mayor clásica, mientras se deja correr el cabo con la cornamusa abierta. No necesitas hacer nada al pie del mástil. Permanecerá seguro en la bañera. La cinta del grátil se tensa automáticamente. Una vez que la vela está bien tensada, puedes jugar con el trimado de la forma tradicional para crear una vela preciosa.

Para arriar la vela, se afloja la driza mientras se recoge el cabo enrollador. La driza debe frenarse para permitir que la vela se enrolle. Es sencillo y no requiere esfuerzo. Una vez enrollada la vela en su botavara, se cierra la protección que impide que la vela quede expuesta a los rayos UV. Sólo el estay de proa sobresale de esta protección, todavía guardado en su garganta, listo para ser izado.

Más caro, pero tan práctico

Con un aspecto y un acabado dignos de un yate, y fácil y seguro de maniobrar, el Furlerboom es una buena solución cuando ya no se desea enrollar la vela o rizar el rizo. El único inconveniente es el precio: la opción Furlerboom en el J45 cuesta casi 50.0000 euros. Pero para un yate como éste, de 700.000 euros, eso representa sólo el 7% del precio de la embarcación. Y cuanto mayor es el barco, menor es el porcentaje. En Francia, esta botavara la vende su distribuidor XPO. El catálogo incluye también soluciones motorizadas eléctricas, tanto para el sistema de enrollado como para el de protección. Prácticas, pero también más caras...

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